Peligros y tentaciones editoriales 1

 

Surf o buceo

Cuando nos enfrentamos con la edición de un texto solemos caer en las tentaciones menos ortodoxas.

Las dos más comunes y peligrosas son, para mí: intentar leerlo muy rápido y por arriba, para ver con qué deberemos lidiar —hasta acá no va tan mal–, pero, simultáneamente, comenzar a corregir—quién no sucumbe ante un “halla llegado”—; y, en el polo opuesto, comenzar la corrección sin una lectura general previa.

Hay muchos consejos de correctores para correctores. Ricardo Tavares L., cuyo artículo estoy, también, tentada a citar completo, enumera los “Errores comunes de un corrector principiante” (disponible en 2019). Bien, me dejo llevar por la tentación, estimado Ricardo, porque ¿para qué rular el rulo reseñando lo que tan claramente explicás en tu artículo? Pues debo aclarar ahora que el enlace ya no existe ni encuentro el artículo citado, pero copio y atribuyo como corresponde.




Tentaciones y peligro del primero. Inexperiencia o soberbia del novato sumadas a exigencias laborales utópicas. Para Ricardo Tavares muchas veces los editores “presionan sin base”. Soy consciente de que la ignorancia acerca de las tareas de corrección lleva a los encargados administrativos a exigir rendimientos sobrehumanos, sin embargo, a esa ignorancia se suman los costos —y la pelea por el mendrugo entre trabajadores que cada vez intentan hacer más —no mejor, no bien— por menos, a fin de obtener contratos, y surfean por un mar de manuscritos no de muy buena manera. En el próximo artículo voy a retomar este punto.



Del segundo: dos maneras de caer en hybris. Extralimitarse en la corrección sea por ignorancia, sea por “ortorexia verbal” que te hunde en las profundidades del texto. No hay mucho que agregar —aparte de recomendar la consulta del libro de Alicia Zorrilla citado en este punto—. Pasado a criollo llano: corregís demás o porque no tenés ni idea, o porque tenés tan escuadrada la cabeza por las normas que nada te viene bien...

Esto último aplica también al tercero.

La cuarta tentación se vence con el método. Y es tan difícil no ceder ante aquel “halla llegado” mientras se está revisando la estructura... Los ejemplos que menciona Tavares parecerían estar circunscritos específicamente a la corrección de pruebas: “revisar por separado las diferentes partes de la publicación: paginación, encabezados, jerarquía de títulos, cortes de palabras, unificación, pies de página y demás”. Pero lo ideal es ordenarse desde el comienzo.

Bien, no sé si saldrá algo positivo de estas brevísimas meditaciones cuasi mosaicas. Pero cuando andaba desorientada por los caminos de un texto a mí me venía muy bien el apoyo moral de quienes reflexionaban acerca de sus propias experiencias.

Surf, buceo ¿o esnórquel?

Todo: dependerá del momento del proceso en el que nos encontremos.

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