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Mostrando las entradas de diciembre, 2020

Peligros y tentaciones editoriales 2

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  Mártires o abusadores Otro peligro, que no depende del corrector, se oculta en las economías editoriales, las cuales, muy habitualmente, pretenden supercorrectores : delegan todos los pasos de la corrección en una misma persona, superponiendo incluso, a veces, macro y microedición. Cuando recibe las correcciones hechas a las primeras pruebas, para su revisión, este corrector crónico y omnipresente ya se ha vuelto parte de la obra y no puede tomar la distancia necesaria para llevar a cabo la tarea que se le está encomendando. Ya no ve ni encuentra por más que busque, porque el constante contacto le ha vuelto habitual el texto y —como lo viene sosteniendo Proust desde hace más de un siglo— el hábito vuelve invisible la realidad —léase: “los errores”—. Remito al calificadísimo Marcel, que por siete tomos anduvo en busca del tiempo perdido: los correctores no pueden confiar en alguna azarosa epifanía que descorra los velos.   Detalle del manuscrito de Por el camino de Swann , Biblioteca

Peligros y tentaciones editoriales 1

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  Surf o buceo Cuando nos enfrentamos con la edición de un texto solemos caer en las tentaciones menos ortodoxas. Las dos más comunes y peligrosas son, para mí: intentar leerlo muy rápido y por arriba, para ver con qué deberemos lidiar —hasta acá no va tan mal–, pero, simultáneamente, comenzar a corregir—quién no sucumbe ante un “halla llegado”—; y, en el polo opuesto, comenzar la corrección sin una lectura general previa. Hay muchos consejos de correctores para correctores. Ricardo Tavares L., cuyo artículo estoy, también, tentada a citar completo, enumera los “ Errores comunes de un corrector principiante ” (disponible en 2019). Bien, me dejo llevar por la tentación, estimado Ricardo, porque ¿para qué rular el rulo reseñando lo que tan claramente explicás en tu artículo? Pues debo aclarar ahora que el enlace ya no existe ni encuentro el artículo citado, pero copio y atribuyo como corresponde. Tentaciones y peligro del primero. Inexperiencia o soberbia del novato sumadas a exigencias

Monosílabos ¿reales o independientes...? La «gran parte» que decide lo que es «real»

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La «gran parte» que decide lo que es «real» ¿Se escribe guión, ión, truhán o guion, ion, truhan? Tras idas, vueltas, indecisiones, decisiones no muy definidas y otros devenires, hace unos (cuantos) años, la Real Academia resolvió ¿cortar por lo sano?, en fin, resolvió, para desambiguar o unificar, que En resumen, que –se pronuncien como se pronuncien (<guión> o <guion>, <crié o crie>)– son, gráficamente , diptongos.  Limpia, fija y da... esplendorosos diptongos Y es aquí donde, a mi humilde ver, reside el problema: qué se decide, sobre qué base se decide y cuáles son las justificaciones para dicha toma de decisión.   Si buscamos en la explicación teórica de la Ortografía , encontramos, primero, el planteo de la realidad real –válgame la redundancia–: dos «grandes partes» de hispanohablantes que pronuncian o articulan de diferente manera. Está claro que estos grupos pronuncian una considerable cantidad de palabras de modos diversos, pero, específicamen