Cucurtimos témpera y trincheta
Sé que me van a pegar por esto. Pero Eloísa, con todas sus virtudes, me parece también un seudónimo más, abrigado en el cooperativismo, de un grupo de intelectuales que no se reconocen como tales, al menos como pose pública.
Eloísa Cartonera no es un fenómeno tan sencillo. Debajo, en torno, dentro o donde quiera ubicárselo hay un claro posicionamiento –cultural, ideológico, literario, lo versátil es la punta– de construcción de autores y, obviamente, lectores.
El público reconocimiento
Ya ha sido ensalzada en cuanto suplemento cultural circula sobre la faz latinoamericana e, incluso, con el consecuente elogio: “Eloísa Cartonera es una cooperativa editorial que fabrica libros a mano partir de material reciclado [...] recolectado por los llamados ‘cartoneros’, desempleados que intentaron sobrevivir tras el colapso político y económico argentino de 2001. Atraídos por la solidaridad social de Eloísa, escritores latinoamericanos reconocidos y noveles les donan relatos breves, novelas y otras formas de literatura. Eloísa Cartonera ha transformado el libro de un objeto inalcanzable a una fuente accesible de placer, conocimiento y desarrollo personal. Más de 60 editoriales cartoneras operan en países de toda Latinoamérica”, recibió el Premio Principal Príncipe Claus 2012 , lo que no es moco de pavo que digamos, ya que estaría muy bien dotado con la suma de 100 000 euros. Es más que seguro que han podido comprar el deseado terrenito en Florencio Varela, para no alquilar más.
Sincretismo de intereses . De alternativa a institutiva
Veo en Eloísa un manifiesto implícito. Vega/Cucurto no encuentra otra salida a la crisis y coyunturalmente suma la labor cooperativista de Miriam –la Osa–, Ricardo, Juan, Alejandro, Celeste y Car(t)olina, quienes realizan la operación artesanalmente, pintando cartones con esténciles para obtener las tapas. Se armoniza la quiebra y se celebra la inclusión: ¡Aprendé a hacer un libro cartonero con la Osa!
En principio me parece una genialidad. Buceando un poco, me entra la duda honda de por dónde se encolan o se despegan la inclusión y la pose, la cooperativa y las intencionales construcciones autorales, con todo lo que conlleva la lucha de fuerzas en cada construcción de un campo. Lo cual no quitaría que la intencionalidad fuera una genialidad aún mayor, pero para promoción de un construendo cultural del cual los cartoneros participan como mano de obra tan florida como el mismo Cucurto pegando tapas a pinceleta.
Es verdad que sus publicaciones no se limitan estrictamente a la intrarreferencialidad Mansalva-Eloísa-Belleza y Felicidad, etc., pero sus “programas estético-políticos [...] irrumpen en los textos publicados en el catálogo de la editorial” (Pochettino, 2015: 119), finalmente, se vuelven instituyentes antihegemónicos.
Santiago Vega/Washington Cucurto |
Ese catálogo puntiagudo
Casi exclusivamente sudamericanos, los autores ceden sus derechos. En general, se niegan a la estandarización del ISBN.
Poesía, novela, crónica, cuentos, traducciones, publicaciones bilingües, literatura infantil, ensayo; entre los nombres del catálogo encontramos también a Piglia, Aira, Perlongher, Sergio Parra, Alan Pauls, Ricardo Piña, Tomás Eloy Martínez, J. E. Pacheco.
Sobra decir que el fuerte de Eloísa es el soporte papel, de impresión casi tan artesanal como la factura de las tapas –únicas–, “en nuestra Multilit 1250”, como se ve en el video.Se presentan en ferias, han ubicado sus publicaciones en algunas librerías, puestos callejeros, su propio local y también te ofrecen delivery:
“Si estás en Buenos Aires, y querés más de cinco, ¡te los llevamos en bicicleta!
Si estás en otra parte de Argentina, te los mandamos por cobro revertido.
Si estás en otro país y querés nuestros libros, ¡también te los enviamos, consultanos!”.
Nota al pie
Sobre la conformación de la cooperativa cartonera tengo solo datos dispersos: ignoro si lo es de hecho, informalmente, o si está inscripta como tal en el INAES.
De acuerdo a los relatos sobre su creación en 2003 (por W. Cucurto) se concluiría que no puede estarlo, ya que , por definición, una cooperativa no puede ser unipersonal en ningún momento de su historia, sino que su órgano soberano es la Asamblea, en la que todos los asociados participan igualitariamente.
Mis fuentes son informales al respecto, por lo que también lo sería cualquier opinión.
Podés ver algo en:
Angiletta, Florencia, “Fernanda Laguna / Dalia Rosetti: poses políticas en la nueva narrativa argentina”. Revista del Departamento de Letras, pp. 104-116. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, s. f. En línea: http://www.filo.uba.ar/contenidos/carreras/letras/exlibris/contenido/6.i.angilletta.pdf
Benavente Morales, Carolina, “Una visita a la carto: Eloisa Cartonera, el colectivo y la catástrofe”, http://revista.escaner.cl/node/1748
“Eloísa Cartonera festeja sus diez años” Suplemento Literario, TÉLAM, 30-12-2012. http://archive.is/P8Ve8#selection-193.0-311.240
Grabois, Juan, “Argentina. ¿Qué es la CTEP?” Resumen, 8-2-2015. http://www.resumenlatinoamericano.org/2015/02/08/argentina-que-es-la-ctep/
Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), “¿Qué es una cooperativa?” http://www.inaes.gob.ar/?page_id=696
Lauricella, Virginia, “De cartonera a editora” La Nación, 11-8-2009. http://www.lanacion.com.ar/1160813decartoneraaeditora
Riva, Victoria, “’Eloisa Cartonera’ fue la primera editorial de libros de cartón en el mundo”, Reporteros de la Universidad-Digital, 11-5-2012. http://www.perio.unlp.edu.ar/reporteros/?q=node/1828
NOTA:Este artículo fue escrito a mediados de 2015 y, como es lógico en la omnipresente pero inestable realidad de la web, la mayoría de los vínculos han desaparecido. Restauré el que lleva la portal de Eloísa. Los demás han quedado como en el original, muestra de la conflictiva relación entre fuentes y virtualidad, que debe ser especialmente atendida en el ámbito editorial.
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